como en la famosa cinta
como en la inercia de la lluvia
adentro es afuera y viceversa
reversibles y contiguos se mezclan
el color del sargazo y la transparencia
las algas en los tobillos y el peso
de tu cuerpo alzado para que las esquives
el naranja de frente la cerveza caliente
una imán regateado a carcajadas
y mi nombre bordado en el bolsillo
del delantal
un mate que no terminé de preparar
porque te acercaste demasiado
la forma de estrujar el delantal floreado
con las uñas demasiado largas
y ese tu acercamiento, ese mate rengo
a ya más de diez años de viejos
propician aún la confluencia
y su discurrir
(lo habilitan, lo conforman deleite)
fue una tarea ayer
no tener ese mar
para qué mentir
una ardua tarea
no tenerlo,
pero entonces esa vuelta de la cinta
que en el retorcerse volvió
a dejarme la imagen
de la poca distancia entre las puntas
de los pies
y del levantar de cejas y del choque
después
de todo lo que había conocido
contra algo imposible,
entonces esa vuelta
todo lo permite.