viernes, octubre 10, 2008
Off minor
salirse de la música,
como si sus dedos quisieran
quedarse sin excusas,
como si Thelonious quisiera
entrar por una fusa
como si sus manos quisieran
dejar en mi una rúbrica.
jueves, octubre 09, 2008
Canción del niño (o garchando por un dueño)
Hola
Soy tu cáncer,
tu peor dolor de güevos.
Soy el pendejo que chupa pijas en los baños de Constitución.
Perdón
espere que escupo su viscosidad
en la pileta y sigo.
Sí, no me mire sorprendido,
no se haga el pelotudo.
Todos sabemos que esta guasca
es también su guasca,
nuestra guasca
y la guasca del estúpido que habla.
Y digo habla porque esta cosa
no está hecha para ser leída
en voz baja
para ser susurrada al oído de las pajeras.
Está hecha para gritarla
como grita una pendeja
con el cuadriculado levantado
cuando la coge su simil Brad Pitt,
su príncipe azul,
su amor para toda la vida,
cuando la coge en el estacionamiento
de un shopping
aquel que sí sabe que no es nada
más que eso:
un-garche-en-el-estacionamiento- de-un-shopping.
Pido perdón, el pegamento
me lleva por otros lados
estábamos hablando de la guasca social:
la guasca que pegotea las páginas
de la constitución
y los diplomas de
la que chorrea la bandera
en el falo del patio de la escuela de su hijo,
esa que quiere penetrar todo el cielo
nacionalizar el sexo,
esa, la del san la concha de su madre;
la guasca que en las ostias
se disimula como glaseé,
y en las sotanas
no hace falta disimular;
la que sostiene
la dentadura de mi abuela;
la que endurece las hojas
de la carpeta número tres anillada
con los power rangers
cagándose a patadas en la tapa;
la que adhiere estrellitas
a una trapo flameante
en las películas;
la que sella los maletines
que la doña no abrirá;
la que se pega a tu zapato
como chicle y te persigue
por el tren,
y se mete en tu casa,
y mira como coges
con tu esposa,
como un rotweiller
entrenado a latigazos.
guasca vieja,
reventada contra un almohadón
un colchón sucio
el lugar donde debería ir el bigote
la espalda de tu novia
las tetas de una cualquiera
el traje del juez de turno
la puerta de un geriátrico
las paredes del reformatorio
guasca mental
imaginada en bocas hidrolaqueadas
en bombachitas más o menos rosas
en cunas vaciadas
en cuñas
en confesionarios en los que el pecado
es haberle errado a la cavidad
-pero atentos señores y señoritas
no se miren los pantalones
con vergüenza.
mamá los rasqueteó antes de salir.
mírense adentro,
miren su cuerpo inundándose
de fluidos ávidos de humedad-
Fíjense:
Tenemos
un sol blanquiamarillo
entre las franjas cielo,
un Uruguay de semen,
un Paraná de saliva
- toda la geografía
moldeada
destruida
fundada
sexualmente -
Consumimos sexo por celular,
por rayos catódicos
por tinta infértil.
Nos consumimos de sexo.
sexo berreta
travestido de inocencia
de nena tonta que simula ser
violada
sexo gritado en titulares
sexo disecado
en museos televisivos
sexo estúpido
en las revistas de la tarde
sexo estúpido
en los baños de Constitución
sexo rebajado
comprado
robado
sexo que corroe
sexo de pobreza
sexo que deja guasca
escupida sin querer
sobre la cara impresa
del libertador
de esta podredumbre.
y una chica de quince años
con el evatest en la mochila
un sábado a la tarde
buscando un baño de bar
(con tanto algodón entre las piernas)
(uh!)
-el tipo, ya curtido en tales epopeyas,
llevaba veinte pesos de más
por si al salir del telo no?
no vaya a ser cosa que…
y que parezca uno un desconsiderado
y no haya un par de revolcadas más
a escondidas del general
que si te caza sabés que…
todo eso hasta el “no congeniamos”-
(ah!)
Sepan disculpar:
no quise provocar
no dije amor
ni besar
ni crepúsculo
ni caricia
ni
ni
ni
ni
ni
no usé metáforas
en esta cosa
JA!
Cúlpese a otro de ello.
apunten
disparen
fuego!