jueves, julio 19, 2012

Lo


Siempre fue tarde, demasiado tarde para percibir en el eco de ese chasquido de la lengua que algo estaba acabando. Las chancletas, los cigarrillos por el suelo, un incurable patetismo mañanero. Siempre se llegaba tarde, demasiado tarde para disentir, para contrariarse, demasiado tarde para sorprenderse. Entonces la aceptación en una sonrisita de costado, un sonar los dedos nervioso, inalterable. Desde siempre el mismo sonido seco, tembloroso, una, dos, tres veces, hasta que se termine la posibilidad sonora, hasta sentir el vacío de lo que no deja marca, eco. Una sensación similar a acabar. Sentir que en la eyaculación algo se escapa, que algo acaba de perderse entre el semen, que se fue llevándose eso inalcanzable, puro horizonte, e irrecuperable, inevitablemente perdido para siempre, como siempre, tarde, cuando ya pasó, o antes de que pase, fatalmente antes, cuando nada va a pasar. Antes del eco, o después del eco, tarde para percibirlo. Vacío.
Un punto de condensación donde va a parar todo lo que fue demorado, lo escapado. Buscarlo a tientas, transpirarlo entre sábanas pegajosas. Despegarlos ojos con esfuerzo para tratar de alcanzarlo, tímidamente, un poco haciéndose el boludo para ver si no se esconde de nuevo. Y entonces de nuevo. Vacío. Continuar, perseguir, ir hasta el límite de un Aleph que no es tal, pero que se presenta como una posibilidad de salvación, un asomo de sensación que no es, al final, más que eso. Relleno. Vacío.
...
de todos modos
esto no es más
que un robo

y si hubiera alguna
palabra
deberíamos pronunciarla
juntos

con las bocas desnudas
decir
el delito

la distancia
entre los dos pares
de labios

el vacío.


Sin embargo, un aletargamiento, una forma de fiebre, una lentitud de la lengua, que solo deja un débil, sufrido, tartamudeo t-t-t-te-te. Jugar a contarse: uno-vos, dos-yo, tres-vos. cuatro-yo, cinco… hasta que los músculos se aflojen, hasta dejarse caer en el mullidito…vacío.


e igual
vamos a decirlo
como se pueda

a tientas
palpando
con el paladar

la presencia,
la aspereza
del

Pronunciar con el cuerpo, desde el cuerpo, en el cuerpo, en el chasquido de los cuerpos, en su censura, en el eco. Sin medirlo, sin quererlo, sin siquiera poder anticiparlo, pronunciar-lo.

jueves, julio 12, 2012

¿?

¿Y si fueras nada más
que todos los colchones
donde apoyaste la espalda
o las rodillas
y las palmas de las manos
a la espera de un embestida,
un ahorasíparasiempre,

 O

esa pared que recibió
tus manos,
temblando levemente,
los pies firmes,
las piernas, lo único
perpendicular al suelo,
la espalda describiendo
la curva perfecta
a la espera
del impacto
del deslizarse
del impacto
del deslizarse
de unaformadeorgullo

 O

la cara,
entre las piernas
en una oración íntima,
los ojos al vacío,
displicentes,
en el murmullo
de toda letanía?