Arnaldo Calveyra
En esa tu otra lengua
nueva lengua blanda
de nombrar el costado
móvil de las cosas
-su inconstancia de
estar estando-
En esa tu otra lengua
frágil lengua impropia
de tensar los años
de tallar la historia
a puro capricho.
En esa tu otra lengua
estéril lengua lenta
de jugar generala
con hechos y parentescos.
En esa tu otra lengua
última lengua nueva
rumiás el silencio
como caballo que mira fijo
rumiás el silencio
en el temblor de tus labios
-tus manos-
y cuando pareciera que
acaba lo rumiado
y que por fin,
que ahora sí,
se manifiesta apenas
un ruido a dientes
y a cubiertos caídos:
único esperanto posible.