No
hay piedad
en
los cuerpos,
no
es necesario
tampoco
no
hay piedad
en
el tiempo
sería necesaria
-un
ahorro de vergüenza-
es
cuestión
de
economía:
una
desnudez aplastada
sobre
la alfombra,
una
luz que no la llena,
la
recorta,
hace
un vacío.
No
hay piedad
en
la luz,
desvergonzada,
que
elige, presiona,
deja
una marca,
en
el lado b
de
la memoria.
No
hay perdón
de
la memoria,
impúdica,
ahora,
impiadosa.