viernes, marzo 31, 2006

Miles de millones de pequeños sujeto parlanchines

Arlequines amorfos bailan
al ritmo de esta lluvia
que disloca los presentes
y las viejas formas.

¡Miles de millones de pequeños arlequines parlanchines
danzando entre las letras que se dibujan sobre la hoja,
con sus cuerpitos quebrándose como ramas,
y sus graciosos atuendos otoñales,
y sus gorros de punta, y sus risas afiladas!

También un libro de Cortázar sobre la cama
y Tuñón que nunca se calla, no se cansa,
resuena.
Todo volviendo desde algún lugar
-nadie había advertido su partida
que era como un hueco en las lámparas-
y posándose nuevamente, como siempre,
donde no le corresponde,
el sentido de las cosas.

La calma donde revientan los vientos más leves se precipita contra la persiana
rompiendo cualquier red o espejo que encuentre
y aunque a simple vista no se perciba el parecido
es igual a miles de millones de pequeños arlequines parlanchines
danzando alegremente, ahogándose en dos toneles de ron.

lunes, marzo 27, 2006

Corridas

Corridas

Las muchachas pintarrajeadas
con el rimel corrido
y la boca desteñida
por la fricción,
corridas por el asfalto y la lluvia,
y el algodón ardiendoles los pliegues,
y los sexos hundiéndoseles
hasta las costillas,
y los senos como queriendo
reventarse contra los paredones
(¡pinchádlos! bramó El Señor).

Las muchachas y sus polleras flotantes
escocesas, o inglesas, o con cierto aire “mon amour”
lo mismo da,
se ahogan en el aire eléctrico
de los atardeceres sexuales
con olor a incienso y porro,
a pecado y alcoholes, finos y de los otros,
y abren los ojos lentamente
como despertando
de un sueños lagrimal y lagañoso,
sin darse cuenta siquiera
que son un condimento más
de una ciudad a las corridas,
algo así como los travestis
o los semáforos.

miércoles, marzo 22, 2006

L..A.S

Un mago sin galera
besando las mejillas pálidas
de la noche que se enciende
bajo sus pies,
proyecta su sombra
sobre la mía,
y no especula,
va, como van las aves,
o algunos hombres,
como van los magos,
sacando palomas,
prendiendo ilusiones en las solapas.
Pero distinto...
Va, pero sin palomas,
con etéreas palabras.
Va, pero sin pañuelos,
con eternos acordes.
Va, como los que nunca saben
pero descubren algo a cada paso,
a cada música, a cada magia.
Y se quiebra la voz
y no importa la calle,
ni el hambre, ni la muerte,
solo importa seguir el rumbo
de la herida, o el bálsamo
y el del mago escuálido
abrazado a una telecaster,
encendiendo estrellas en la noche,
solo eso importa...

o saber que la canción llegó hasta el sol.

lunes, marzo 20, 2006

Ruego

"la condición de sentir casi todo sin decir" spinetta

No trates de entenderme,
quereme o pegame
pero nunca trates de entenderme,
dame sangre, exigila,
no preguntes, callate
Senti, grita, perdete
en tu cuerpo.
No navegues la sangre,
ahogate dulcemente
y flotá, ahorcate.
Ahorrate los verbos
que hoy no se encarnan.

viernes, marzo 17, 2006

Dos acordes en las sombras

Vestigios de una música portuaria,
repiques de tambores precolonizacionales
disipándose lentamente en la niebla
de un nuevo sonido i-rre-co-no-ci-ble.
Estruendos en la selva-noche hija de la cerrazón
que bordea toda bondad o maldad,
donde nada es lo fue sino lo que debió haber sido,
donde todo nace y muere en el mismo instante,
se revela en su forma original y se deforma
ante ojos tan incrédulos que hasta se animan a preguntar:
-¿qué anda pasando por acá?.
Y como toda respuesta una nueva forma,
un nuevo desvelo revestido de semicorchea.

Madre de si misma, elipsis de lo no dicho
(y jamás)
Nada es lo que es: sentencia final
de un juez que es a la vez
impura descendencia.