viernes, diciembre 11, 2020

XX

                                                "Trascender es una salida" C. Lispector

Tendría diez u once años.

Me metí profundo

-ya la misma obsesión 

con el mar-  y me hacías

señas desde la orilla.

Miraba hacia vos, 

hacia afuera,

y no te veía

-ya la misma miopía-

Cuando salí, estabas enojado.

Tras la explicación, reíste

y pediste perdón.


Ahora de nuevo, parecés

estar haciéndome señas,

señas que no veo, 

aún con anteojos.

Señas que se desvanecen

al segundo en tu desdén

y se renuevan esperanzadas,

           tartamudas, tanteadas.

Miro hacia vos, hacia adentro

y no puedo descifrarlas.

Cuando me acerco,

estás desconcertado.

Luego reís, perdonándome.

viernes, noviembre 20, 2020

XIX

Desfilás prendas para el momento:

una infinita prueba de camisas

con su correspondiente transporte

de peines y pañuelos

¿Es eso acaso todo esto?

¿Es eso acaso todo?


Rozas, en tus desfilar,

los bordes de las cosas

la orilla en que se disponen

              a tu límite,

las acaricias como incorporándolas

          mudas     lentas      blandas.

Sos tu casa móvil

y te vas amueblando

sobre la marcha

   caprichoso

en plena vigilancia nocturna

por la palabra que encandila

y que al acercarse, pierde

la fuerza que nacía de su

brillar tenue en un rincón

entre las cañas de cuando

esto, 

así, 

hasta la esquina

era todo baldío.

XVIII

Si tu nacer fue, imagino,

todo violencia en su llegar

qué diferencia con este

morirse de a pasos,

verter goteante la magra

limosna de los años,

este irte sin estar.

Qué distancia entre ese

abismal grito de primera caída

que vi, repetido y amplificado,

en otra muerte,

en toses de cantante de death metal, 

en ese puño

              idéntico y crecido

que antes apretara en el aire

              novedad, incertidumbre

y al final quisiera retener

en su cerrazón sin fuerzas

eso mismo -y su reverso-

Qué lejanía entre ese grito

y este tu murmullo lamido

por el terco viento.

sábado, noviembre 07, 2020

XVII

                      "No es lo que quiero decir 
                                          es casi lo que quiero decir 
                                          es lo que está al costado 
                                          de lo que quiero decir" M. Gambarotta


Escombros en las nervaduras de unas hojas

caminos vegetales que confluyen

hacia ese siempre mismo débil muelle

en el que atracan dos o tres barcazas

destartaladas de luz y tabaco

el delirio  la fiebre  el sol

las leves olas de agua marrón

el milagro de un mar desafinado

bramando terco desde el barroso fondo

-en el que aún hasta hace nada reposaba-

hace saltar por el aire

todo el olor a siesta en la boca

- su química estructura-

toda la amodorrada lumbre

- su imprecisa sombra-

una astilla del imposible  nombre

queda clavada en el ojo del mirante

y no lo ciega, lo obliga, en su cerrazón

a decir el pinchazo

                lo que este deja ver

lo que está al lado y así,

en tropel de flechas,

astillas rodean sus pupilas,

el reflejo del vaivén marrón,

como una corona de nombres

rezados en el altar del olvido,

en la inédita frontera de la memoria,

en su infranqueable 

abánico de tierra.

domingo, septiembre 20, 2020

XVI

 Asterión que se olvida

de cerrar las canillas,

que se lava los dientes

veinte veces por día

y vaga, se golpea,

vencido de dios

contra todas las cosas

presentes e interiores,

se golpea contra ellas

con la urgencia de una piedra

y se encuentra con su misma  

               cerrada dureza

sobre la piel

     y sobre la lengua.


Se golpea

contra las cosas 

por él nominadas

en el matinal recuento,

las que llenadas

          por las humedades

de la casa y los años

destiñen

a lo largo del día 

         sus colores

y los funden

en un mancha 

aparecida como

desde las cañerías

de la memoria.


Difícil tarea 

para el cansado prisionero

-que arrastra sus pasos

por siempre lugares nuevos-

decir la mancha

            sus tonalidades,

     discernir

los ecos de los colores

de qué restos la habitan

en el vano ejercicio

                  de la luz

                  -en su descanso-


Es tenue el resultado

de tamaña epopeya:

apenas el derroche

de la errancia

por tu desconocida casa.

martes, septiembre 15, 2020

XV

                                      "Brillo sobre brillo,/Mariano,/nunca te olvides/
                                                               brillo/ sobre/ brillo." M. Blatt

Allá, un vocativo,

precipitándose 

hacia el rídiculo

tu nuevo lugar

donde díscolo

                  brillás

al cultivar tu ahora

lengua caníbal.

Acá,

un pronombre

imaginando a dios

en su imposibilidad de

imaginarlo de otra manera:

un gigante borracho

bailando un malambo asesino.



                                                               


jueves, septiembre 10, 2020

XIV

En la mañana,

entre la bruma,

botas, amarillas botas de goma

hundís en lodazales de años

y en el fondo voces

de criaturas se burlan

de tu red.


Lentamente, trasponiendo

por olvido la vegüenza

tu resistencia puebla la casa

de amigos muertos hace tiempo.

Almorzás en mesa al fin grande

el tercer almuerzo del día.

De postre 

con la lengua calcás

los relieves de la palabras

pero 

¿dónde se posa el calco?

¿es el dibujo de una mueca?

¿la anónima mueca misma?


En la inminencia de la comunión

                              de tu vista 

con el esmalte de la tarde,

un coro a destiempo

                ¿imperfecto?

lanza su profecía 

que brilla apenas un segundo

e indescifrables 

en su furor de escándalo

se precipitan todas las cosas

a lo hoy calcado.

Tumultan revoltosas ante la mueca

al son de salmos íntimos

sobre las propiedades del jabón.

Como queriendo acomodarlas,

pausás el gesto

de reclamo hacia el espejo

y decís 

que la tarde en el río

los botines      el barro

que el boliche de tu padre

que el tío que te corrió a tiros

que no sabía que era mi señora

decís

nuestra misma tarea

de engarzar lo que escapa

con el mismo triste

brillante resultado.

jueves, septiembre 03, 2020

XIII

                                             "Ese signo que se forma
                                              cuando las cosas no responden" R.Juarroz.


¿Qué le exigís a 

esas cosas?

¿Qué imagen,

qué resaca antigua

esperás que rescaten 

de ese fondo de barro?

¿Cuánto tiempo

te estuviste esperando

sentado bajo el único

tubo de la cocina,

hasta que te dio hambre

y llamaste

para pedir vainillas,

para encontrar tu nombre?

XII

 Gastás las sílabas,

             los labios

en ese tu murmullo,

el ronroneo quedo

de cuando todavía

leías el diario

como si te lo estuvieras,

de a tramos,

leyendo a vos mismo.


- Ese mantra que dio paso,

con los meses,

al rezo repetido

en la cama

cuya nueva anchura 

el perro no pudo 

disimular-


Cuando el murmullo se calla

-solo, por propia voluntad

del murmullo mismo-

Habla una tele

que no entendés

y los restos que esas cosas

te dejan en la boca

nadan crawl

como bultos en tu saliva.

Ahora tu silencio,

ensayo del silencio,

elige uno

de entre la baraja

de posibles rostros

para ponerlo fuera del mazo

y preguntarle

a dónde se fueron 

todos.


XI

Salvás dos piedras cualquiera

de entre los restos

duros del naufragio.

Las sostenés sobre la mano, pequeñas.

Refulgen, desconocidas,

                                impenetrables.

Cuando acabás de palparlas,

de apenas saberlas,

las bautizás con sus nuevos nombres:

los de otros tantos

sustantivos ahogados.

viernes, agosto 28, 2020

X

                         "Orquesta en viaje hacia el silencio"
                                    Arnaldo Calveyra


En esa tu otra lengua

nueva lengua blanda

de nombrar el costado

móvil de las cosas

-su inconstancia de 

estar estando-


En esa tu otra lengua

frágil lengua impropia

de tensar los años

de tallar la historia

a puro capricho.


En esa tu otra lengua

estéril lengua lenta

de jugar generala

con hechos y parentescos.


En esa tu otra lengua

última lengua nueva

rumiás el silencio

como caballo que mira fijo

rumiás el silencio

en el temblor de tus labios

               -tus manos-

y cuando pareciera que

acaba lo rumiado

y que por fin,

que ahora sí,

se manifiesta apenas

un ruido a dientes

y a cubiertos caídos:

único esperanto posible.



IX

 Cuando cede la

                     madrugada

en el instante mismo 

en que la noche

deja de ser 

noche con ovillo

de mañana

te pareciera que ya

debería estar el diario

-pero el diariero sueña

su sueño sin saberte-

y en la espera

te soltás de la sílaba

para llevar los ojos

a hurguetear 

en esos lugares

cubiertos de yuyos


-¿qué es lo que fuga

en esos humedales?-


yuyales

superpuestos y sucesivos

entre los que adivinar

miope

y tomar lo adivinado

como límpida certeza


-como, a lo mejor,

siempre

tendríamos que hacer-


y en ese adivinar nace

mugido que trastabilla,

equivocada boca en procura

del peso deseado.

Vestido otra vez 

de  expectativa

salís a danzar

en plena terraza

lo que creés

es el día.


Nuevamente estafado

por lo no simultáneo

de los tiempos,

te sentás a mirar

un toldo que drena

lo que pesa

como pesa la lluvia

y con el esqueleto

de una palabra

-limadas sus tibias hasta 

marmóreos escarbadientes-

hurgás

en esos huecos

para sacar 

nada.

jueves, agosto 20, 2020

VIII

Ese mar dispone sus troncos

y flotás, náufrago,

            braceás

en la ensimismada costumbre

de empaparte.

Mientras tanto,

tu piel se deshace

como ese baybiscuit en la taza.

Ya vendrá

un dilatado tiempo

de tierra húmeda

            insensata

sobre el cuerpo


y un crucifijo.

VII

Exiliado

al incesante velorio

de las cosas sin letra,

del nombre vacío

                    posible

en su vacuidad 

                    habitable

por todas las huellas

              aisladas e

              inconexas,

deambulás

por la marea

de los ritos diarios:

el lavado de manos

-reemplazo de la ya imposible caminata de ida y vuelta 

a los 25 metros  de baldosas lisas-

las sucesivas meriendas,

las repeticiones de

partidos viejos:


en ese manso

   presente territorio

jugás

los úlitmos juegos

y cada tanto 

nos reímos,

plurales.

jueves, agosto 13, 2020

VI

Ceremonia que

en cada intento

se agota a si misma,

nombra

en gestos

su imposible nombre:

el ahogo,

la memoria afónica

que grita 

y no 

encuentra

eco.

V

Un incendio largo

la hojarasca,

la pinocha:

los recuerdos que reservabas

para regalarte en porvenires.


Arde

esa masa

-ahora informe-

se desordena.

El viento arrastra

algunas piezas

que buscás

con los ojos abiertos

                     cegados

por la siempre

renovada sorpresa

de ese fuego que, 

leve y ya perenne,

reina.


Las piñas,

las ramitas secas:

años 

        rostros

                   nombres:

combustible

de tu nueva manera:

la temblorosa liturgia

de la duda.

IV

 Cuando querés

acceder a esa música

-horas agazapadas

en fondo de infancia-

imagino

salís desnudo

al patio

de la memoria y,

bajo esa toda lluvia,

buscás

a manotazos

sin encontrar

la justa

-si existiera-

correspondencia

y decidís

elegir al azar

pescar cualquier reflejo

para el nombre.


Y ese balbuceo

esa entrega

de puro arbitraria

me divierte,

me desarma

y, en igual

o mayor medida,

me fascina.


lunes, agosto 10, 2020

III

                            "Han cambiado los ojos por el lugar de los ojos, 
                              una interminable mirada sin arrimo" Arnaldo Calveyra. 


Le parezco

     - a la hora

      de la merienda-  

oráculo en forma

de hombre

recientemente

casi del todo

         nacido


parido por

la costumbre

de su memoria

        fruto

de la composición

la yuxtaposición

de sus recuerdos


lo que cree

que fue 

         y que soy

me mezcla

me diluye 

en otros

- en finados amigos-

con ellos

me engendra


lo acepto

lo creo

y me digo

que sí,

que ahora vendo morrones

y qué bien que me compré una moto.

II

Hacía

en una época

tanta luz

tantos arrimes de

incesantes 

tazas de té.


Hizo 

después

tanta lectura

de arrugas:

ideogramas 

como ofrendas 

para un mar

que ya no.


Hace 

ahora

un ancho perfume

de siesta y carbón,

una cara 

de lluvia que 

dice

apenas

una pura pregunta.


Hará

también

un completo,

mullido resto

donde descansar

en esa próxima

luz de etcéteras.


I

de a pestañeos
en el centro blando
de la piedad
se fue lavando 
tu memoria
hasta el póstumo potrero
en el que ya
otra vez
tirabas en loop
el undécimo caño

dejemos mientras
que se anote entonces
que quede dicho acá
nuestro único gesto:
la conjura
en el pliegue
de una imagen ida
una furia muda
de almendras tostadas

total
después de todo
la voluntad 
no es
requisito indispensable
para habitar
esta pura intemperie.


jueves, mayo 28, 2020

"extraño el mar, tengo sed de su mirada"

                         "Ahab dejó caer una lágrima al mar,
                              y el pacífico entero no contenía gota
                              alguna que valiese lo que aquella"

fosoforece
la mirada del mar
sobre la frente
y ciñe
los ojos
al falso espejo
la espantosa
transparencia
de dos
o tres
vainillas húmedas
que gritan
como al descuido
el horror!
el horror!

entre los
desfiles
de costas

entre las continuas
cintas de azules

se dibuja
a proa
y a popa

una lenta
tauromaquia
del deseo

la estrella
de un pucho
que se revienta

un guante gris
para agarrar la noche.

martes, abril 07, 2020

La razón es una piel

Nos paramos
frente
a templos idos
con la piel
como razón

rozamos la luz
promiscua
que se extiende
viola el alba

es un verso
el aliento
que escande
el aire

y liba
el alimento
de la letra

amuleto
o abrigo.