¡Qué de piedras del cansancio
sobre las espaldas de los supuestos!
¿Qué del sobar silencioso,
del lamer lo relamido
esperan los que salivan la soga
para aferrarse mejor?
¡Qué sal entre las pieles!
¡Qué soles ente las piernas
de los que se funden en la
salvación del instante!
¿Qué soledad dejaron las
paredes donde quise
Firmar ese soliloquio?
¡Qué ganas de que estés acá
y que te vengas toda de mariposas,
y juguemos a enredarnos
sin salvedades, solos,
eternamente solos y mancomunados
en el todo,
disolviéndonos para ser,
qué ganas!
Qué ganas,
y allá voy
vestido de sinrazones.
lunes, diciembre 06, 2010
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