Capaz que no,
que no me había
imaginado nunca así,
regando las plantas,
la menta, con Troilo
el romero, con el
disco
nuevo de Cabrera
que va a terminar
gastándose,
e imaginando que como
ese disco
se gasta, se pone
finito
cada vez más finito,
así también el
pensamiento
y descolgar la ropa,
transpirando el sol
de las tres de la
tarde.
Con un escondido raro
ir doblándola,
en un acto de
abandono,
mientras se calienta
el agua
en la pava eléctrica.
Arriba,
en la terraza ya sin
ropa,
ronronea el gato
y se acuesta, se
estira
se va poniendo cada
vez
más finito,
se abandona,
como así también el
pensamiento,
en la espera de que
llegues,
solo un par de minutos
después
del pitido de la pava
eléctrica
-como para darme tiempo
de preparar todo-
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