un gato que entra lenta,
perezosamente en el sueño
(pero por más tardanza
es siempre un instante
en el que entra,
en el que gira sus ojos
hacia el blanco y salta
hacia adentro,
ágil, serena,
sigilosamente)
una taza de café
que traspasa lenta,
cariñosamente
su tibieza hacia la piel del
estómago, las manos
un piano de jazz,
un contrabajo, una batería
que deshacen, rehacen
lenta, sostenida,
delicadamente
un tema de Oasis
un libro de poemas
que entra lenta,
despiadadamente
en el cuerpo
y un lápiz lenta,
implacablemente afilado
hacen de golpe
esta tensa armonía
(sabiendo que tu cuerpo está
paciente, quieta, alegremente
a diez metros de distancia)
miércoles, abril 13, 2016
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