lunes, noviembre 26, 2018

Correr frente a ti

Corrimos por las calles
de una ciudad balnearia
tres días
como mil tardes
dorándonos lento
en el letárgico
ritual de la terraza

fumamos en las rocas
sorprendidos por el
tamaño de las olas
y el tamaño de otras cosas

relocos nos metimos
a revolver negocios
y caminamos de más
cuando quisimos
cortar camino

paramos a mirar
cómo rompía el agua
en las cuevas en la roca
y otra vez entonces
la imagen del lago pleno
llenos de pequeños reflejos
que se nos meten
refulgentes en los ojos
por efecto de la rola
caracoleó en off-side

una cosa lleva
una cosa mueve
a la otra
y lo sublime está
acá
allá
acá
en el dictum
por fin
de toda
memoria
toda.

Volvimos en silencio
por una ruta plagada
de luces rojas.

A mitad de camino
miré
en mi muñeca
tatuada la imagen
que se va a esconder
de acá en adelante
en todas las lámparas.

Y ahora no me acuerdo
no sé
si conozco el mar.

1 comentario:

Otto dijo...

Por qué el desconocimiento del mar en el olvido? Me queda raro porque viene más por el lado de no reconomiento por la persistencia fantasmática que lo reconstruye en las diferentes experiencias, que lo vuelve irreconocible, pero ese "no me acuerdo" me resulta muy abrupto para un olvido repentino.