lunes, marzo 27, 2006

Corridas

Corridas

Las muchachas pintarrajeadas
con el rimel corrido
y la boca desteñida
por la fricción,
corridas por el asfalto y la lluvia,
y el algodón ardiendoles los pliegues,
y los sexos hundiéndoseles
hasta las costillas,
y los senos como queriendo
reventarse contra los paredones
(¡pinchádlos! bramó El Señor).

Las muchachas y sus polleras flotantes
escocesas, o inglesas, o con cierto aire “mon amour”
lo mismo da,
se ahogan en el aire eléctrico
de los atardeceres sexuales
con olor a incienso y porro,
a pecado y alcoholes, finos y de los otros,
y abren los ojos lentamente
como despertando
de un sueños lagrimal y lagañoso,
sin darse cuenta siquiera
que son un condimento más
de una ciudad a las corridas,
algo así como los travestis
o los semáforos.

No hay comentarios.: