Cadáver somnoliento desandando la descalza tarde
de a pasitos pequeños,
forzados, sufridos.
Cargando ataúdes ajenos
sobre hombros que se niegan
a perecer por el solo hecho
del qué dirán.
Y ellos siempre están ahí,
esperando que mis rodillas
toquen el suelo,
para mirarme y decirme:
“te lo habíamos advertido …”
y el humo era una flor
formándose
y evaporándose,
convaleciendo ante su propia verdad,
ante el saberse una estela
un aviso,
una nueva vida efímera
que solo se suma al resto para armar el conjunto …
¡Que lástima que nunca lo supiera!
¡Que no lo hubiera advertido!
Quizás si hubiera sabido de su condición particular
el final hubiera sido distinto,
o igual
pero más triste
jueves, noviembre 02, 2006
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3 comentarios:
Si alguien quiere la version verdadera de este poema, con su verdadera distribucion, no tiene mas q pedirmelo...
Quiero saber la verdad verdadera, verdaderamente.
La pido!
yo quiero
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