martes, febrero 03, 2009

veinte

guardamos el tiempo

en los cajones

 

jugamos al deseo

hasta rompernos los nudillos

y la sangre fue

                  plena ausencia

 

tomamos mil botellas

con etiquetas que prometían

                      el olvido

o el perdón del final del vino

 

buscamos a tientas

lo perdido

lo que sabíamos

            inhallable:

 

un rosario de adolescentes

bailando una ronda infinita

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