"No es lo que quiero decir
es casi lo que quiero decir
es lo que está al costado
de lo que quiero decir" M. Gambarotta
Escombros en las nervaduras de unas hojas
caminos vegetales que confluyen
hacia ese siempre mismo débil muelle
en el que atracan dos o tres barcazas
destartaladas de luz y tabaco
el delirio la fiebre el sol
las leves olas de agua marrón
el milagro de un mar desafinado
bramando terco desde el barroso fondo
-en el que aún hasta hace nada reposaba-
hace saltar por el aire
todo el olor a siesta en la boca
- su química estructura-
toda la amodorrada lumbre
- su imprecisa sombra-
una astilla del imposible nombre
queda clavada en el ojo del mirante
y no lo ciega, lo obliga, en su cerrazón
a decir el pinchazo
lo que este deja ver
lo que está al lado y así,
en tropel de flechas,
astillas rodean sus pupilas,
el reflejo del vaivén marrón,
como una corona de nombres
rezados en el altar del olvido,
en la inédita frontera de la memoria,
en su infranqueable
abánico de tierra.
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