domingo, septiembre 20, 2020

XVI

 Asterión que se olvida

de cerrar las canillas,

que se lava los dientes

veinte veces por día

y vaga, se golpea,

vencido de dios

contra todas las cosas

presentes e interiores,

se golpea contra ellas

con la urgencia de una piedra

y se encuentra con su misma  

               cerrada dureza

sobre la piel

     y sobre la lengua.


Se golpea

contra las cosas 

por él nominadas

en el matinal recuento,

las que llenadas

          por las humedades

de la casa y los años

destiñen

a lo largo del día 

         sus colores

y los funden

en un mancha 

aparecida como

desde las cañerías

de la memoria.


Difícil tarea 

para el cansado prisionero

-que arrastra sus pasos

por siempre lugares nuevos-

decir la mancha

            sus tonalidades,

     discernir

los ecos de los colores

de qué restos la habitan

en el vano ejercicio

                  de la luz

                  -en su descanso-


Es tenue el resultado

de tamaña epopeya:

apenas el derroche

de la errancia

por tu desconocida casa.

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