jueves, septiembre 03, 2020

XI

Salvás dos piedras cualquiera

de entre los restos

duros del naufragio.

Las sostenés sobre la mano, pequeñas.

Refulgen, desconocidas,

                                impenetrables.

Cuando acabás de palparlas,

de apenas saberlas,

las bautizás con sus nuevos nombres:

los de otros tantos

sustantivos ahogados.

No hay comentarios.: