jueves, septiembre 10, 2020

XIV

En la mañana,

entre la bruma,

botas, amarillas botas de goma

hundís en lodazales de años

y en el fondo voces

de criaturas se burlan

de tu red.


Lentamente, trasponiendo

por olvido la vegüenza

tu resistencia puebla la casa

de amigos muertos hace tiempo.

Almorzás en mesa al fin grande

el tercer almuerzo del día.

De postre 

con la lengua calcás

los relieves de la palabras

pero 

¿dónde se posa el calco?

¿es el dibujo de una mueca?

¿la anónima mueca misma?


En la inminencia de la comunión

                              de tu vista 

con el esmalte de la tarde,

un coro a destiempo

                ¿imperfecto?

lanza su profecía 

que brilla apenas un segundo

e indescifrables 

en su furor de escándalo

se precipitan todas las cosas

a lo hoy calcado.

Tumultan revoltosas ante la mueca

al son de salmos íntimos

sobre las propiedades del jabón.

Como queriendo acomodarlas,

pausás el gesto

de reclamo hacia el espejo

y decís 

que la tarde en el río

los botines      el barro

que el boliche de tu padre

que el tío que te corrió a tiros

que no sabía que era mi señora

decís

nuestra misma tarea

de engarzar lo que escapa

con el mismo triste

brillante resultado.

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