Cuando querés
acceder a esa música
-horas agazapadas
en fondo de infancia-
imagino
salís desnudo
al patio
de la memoria y,
bajo esa toda lluvia,
buscás
a manotazos
sin encontrar
la justa
-si existiera-
correspondencia
y decidís
elegir al azar
pescar cualquier reflejo
para el nombre.
Y ese balbuceo
esa entrega
de puro arbitraria
me divierte,
me desarma
y, en igual
o mayor medida,
me fascina.
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