Hacía
en una época
tanta luz
tantos arrimes de
incesantes
tazas de té.
Hizo
después
tanta lectura
de arrugas:
ideogramas
como ofrendas
para un mar
que ya no.
Hace
ahora
un ancho perfume
de siesta y carbón,
una cara
de lluvia que
dice
apenas
una pura pregunta.
Hará
también
un completo,
mullido resto
donde descansar
en esa próxima
luz de etcéteras.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario