Ese mar dispone sus troncos
y flotás, náufrago,
braceás
en la ensimismada costumbre
de empaparte.
Mientras tanto,
tu piel se deshace
como ese baybiscuit en la taza.
Ya vendrá
un dilatado tiempo
de tierra húmeda
insensata
sobre el cuerpo
y un crucifijo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario